20 may 2009

Alpha y Omega


Y ahí estaba él, de frente ante el destino que se le había asignado hace eones, recordando todo aquello que lo ha hecho llegar a esté momento a lo largo de los años de entrenamiento y aprendizaje y ya que grandes han sido los dones que ha recibido grande ha de ser la empresa que ha de completar.

Y ahí, parado frente a su destino comprendió que lo que hiciera movería todo su mundo, mirar y no hacer nada es una opción, pero tan difícil de tomar. ¿Cómo saber si más adelante en el linaje habrá alguien con dones mayores a los que tiene él ahora? ¿Cómo ignorar lo que ha de hacerse y dejar la responsabilidad a otros? ¿Cómo seguir viviendo sabiendo que hay algo que ha de regresar?

Pero, si empieza a caminar no puede detenerse. Deberá llegar hasta el final del sendero o de lo contrario los dones que posee estarían desperdiciados. No. Él tiene la visión, el poderío, la fortaleza, la dignidad y el deseo para hacerlo, aún así es tan difícil aceptar su papel ya que sabe perfectamente cuanto dolor lo espera en el camino.

Necesita ahora discernir entre lo verdadero y lo falso para no adorar fantasmas y crucificar inocentes. Él se obliga a construir un Edén libre de una herencia de dolor, sólo hay que dar el paso. Misericordia, ha dado mucha a muchos, incluso a aquellos que no se la merecen. Fe, esperanza y amor son una trinidad que ha de abrazar así como atesora la lealtad, justicia y honor en su corazón.

Incluso cuando sea herido o traicionado debe contener la furia para no arrastrar cadáveres innecesarios y dejar que los agresores y traidores tengan una oportunidad. Grande es su paciencia, su amor y compasión, pero cuando deja de ver a alguien es peor que haberle maldecido, sencillamente dejan de existir en su vida y ahora él camina más ligero y con una ferocidad gélida que aterra.

Su destino se ha de cumplir ahora, no podría perdonarse si deja esta carga a otros que aún no han llegado. No hay más que ser ese principio de oposición para el cual esta destinado, sin él el mundo se pliega en si mismo y todo lo demás deja de ser. El primer paso es tan difícil y tan doloroso que sirve como augurio de lo que le espera, pero aún así es imposible dar marcha atrás.

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